Antes que psicólogos somos humanos
A pesar de lo lógico que suene el título, existen muchas suposiciones en torno a la figura del psicólogo, y aunque somos muchos los que, de una u otra forma luchamos por derribar falsas creencias, pareciera que nos ven como un robot o un super-humano exentos de padecer problemas o de conectarnos con las emociones.
En la consulta somos personas resolutivas, coherentes, solemos tener la palabra exacta para guiar a las personas a tomar decisiones correctas o ver las cosas de una manera distinta, pero… ustedes piensan que durante el proceso de acompañamiento, no sentimos nada? Da la impresión que, para prestar ayuda debemos ser fríos emocionalmente y no envolvernos en los sentimientos de los pacientes. De cierta forma, estamos entrenados para apoyar a quien lo necesite, abordando los conflictos desde afuera, de manera subjetiva y resguardando la distancia necesaria para no involucrarnos en ellos, pero eso, no quiere decir que no empaticemos con su aflicción y, que sus emociones no tengan repercusiones afectivas en nosotros.
En nuestro entorno cercano; familia y amigos, es común escuchar frases como “Eres psicólogo, no puedes enojarte” con esta frase, volvemos un poco a lo anterior. Si seguimos este razonamiento, los dentistas no podrían tener dolor de muelas o los mecánicos, tener problemas con su auto. Hay que tomar en cuenta que, estamos enfrentados día a día a altas cargas emocionales y somos personas de carne y hueso, que se emocionan, enfadan, ríen y lloran.
A menudo nos tildan de fríos o incapaces de emocionarnos, incluso las series o películas ayudan a generar esta falsa imagen del psicólogo super humano, el que siempre tiene que estar positivo, disponible, el que no llora, no sufre ni toma malas decisiones, pero en la realidad es que, en casa no somos igual que en la consulta.
Y es que acaso, no tenemos problemas como el resto? Claro está que, los psicólogos poseen más herramientas para sobreponerse a los obstáculos de la vida, pero esto, no quiere decir que seamos inmune a los conflictos, duelos, rupturas emocionales o simplemente que nos cueste adaptarnos a un cambio.
Que estemos expuestos a conflictos igual que todo el mundo, no quiere decir que, seamos malos terapeutas. Por mi parte, en la consulta trato de moderar y regular la expresión de afectos con mis pacientes, y así mantener la objetividad, pero al mismo tiempo generar un vínculo de confianza que les permita desahogarse y poder ayudarles de una manera eficiente, utilizando diversas técnicas.
Los psicólogos van al psicólogo? Sin duda, con los años, esta profesión nos ayuda a adquirir técnicas de autocuidado. Nuestra formación y vocación nos dotan de habilidades para controlar nuestras emociones, pero no siempre es eficaz, ya que perdemos objetividad con nuestros asuntos, por lo que debemos pedir ayuda en ocasiones. Debido a esto, solemos escuchar constantemente “Todos los psicólogos están locos”, pero siguiendo la idea anterior, pareciera que cuando nuestro entorno cercano se da cuenta que estamos tan expuestos a problemas como los demás y que a veces no somos capaces de sobrellevarlos sin ayuda, es que nos etiquetan de locos y no de humanos.
Así entonces, espero que después de leer este artículo y te encuentres con un psicólogo/a, en el contexto que sea, lo mires y pienses de manera diferente, en cuanto a sus capacidades para ayudarte y como la persona común y corriente que es.
Sea la profesión que sea, debemos comprender que somos seres humanos con defectos y virtudes y la profesión viene después.
Gisela Arriagada Garrido, Psicóloga Clínica.
Psicoterapia adultos – Adolescentes
Hipnosis clínica
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