Nueva Constitución, Aprobamos… ¿Y ahora Qué?
Chile ha vivido sin duda alguna uno de los años más extremos de su historia. No tan solo por la crisis sanitaria de estos meses, sino que por la histórica revolución social que desde su nacimiento en el octubre del 2019 coronó con un categórico triunfo en el Plebiscito recién pasado.
Bien, obtuvimos ese triunfo, que sin bien nos sobrecogió y emocionó hasta los huesos no nos sorprendió, pues sabíamos que el diagnóstico era claro y además compartido por la gran mayoría de los chilenos.
Pero bien, ¿y ahora qué?… La pregunta no es menor, porque la tarea no es menor. Tenemos el gran desafío de construir una Constitución que devuelva a Chile todo lo que por años hemos querido. Es la hora de hacer de la queja una oportunidad y de desaprender lo que por años nos inmovilizó: Ese sentimiento de que independientemente de lo que hiciéramos, nada cambiaría. Que daba lo mismo por quien votar, pues el lunes había que trabajar igual. Que al final todos los políticos son lo mismo, así que daba igual.
En la enorme tarea que se nos viene, no nos queda otra que hacerlo desde la más profunda responsabilidad. En manos de cada uno de nosotros estará el poder de elegir a quienes redactarán los sueños anhelados por tantos años y eso nos obliga a asumir un trabajo dejado de lado por años: El saber elegir.
Para elegir a los constituyentes que trabajarán en la tarea de nuestra constitución debemos abandonar el modelo casi autómata de votar por quien ponía más propaganda o por quien con más cercanía tuviéramos. En esta oportunidad deberemos entender que eso ya no es posible. Ahora deberemos darnos al ejercicio esencial de ordenar y organizar nuestras ideas y creencias, nuestros sueños y anhelos, identificar lo que para nosotros (cada uno) es realmente importante y luego darnos al trabajo de sumarnos en los debates ciudadanos que se irán generando en los diferentes espacios sociales y comunitarios. Investigar de aquellos temas, diferenciar lo que es posible de lo que es utópico y comprender los costos asociados a cosas que aunque aparentemente sean buenas pudieran no serlo cuando se miran en el contexto general.
Lo cierto es que deberemos elegir en conciencia plena a personas con sentido común y capacidad para trabajar en equipo. Personas que sepan que el impacto de la labor mandatada que realizarán no admite compromisos político-partidistas, ni favores pendientes de pago. Personas que acepten que no lo saben todo y sepan escuchar, desde la opinión más simple a la más elaborada, y establecer desde ahí una visión clara e informada, que permita generar un espacio seguro, un país justo y dueño de sí mismo.
Deberemos elegir a quienes reflejan nuestros propios pensamientos y certezas y para ello esta vez, los programas y propuestas deberán ser lo que más nos ocupe, a diferencia de como ha sido hasta ahora. Es el tiempo, de que cada uno de nosotros actúe con la máxima generosidad con el país que guardará a nuestros hijos y su futuro.
Esta maravillosa tarea que hoy nos convoca en plenitud cambiará la forma en que vemos nuestro país, la política y la participación. Viviremos en carne propia el placer de sentir que hay voz y que se escucha y se escucha fuerte. Es el fin de la desesperanza y el inicio de una patria justa. No para algunos. Para todos. No es el tiempo de la izquierda ni de la derecha. Es tiempo de Chile y de los millones y millones de Chilenos que habitan hoy y habitarán mañana el país que ayer soñamos.
Samuel Jiménez Letelier, Psicólogo, Director Sentido Humano.