Ser Independiente
U na familia almuerza. Padre, Madre, Hija Mayor e Hijo Menor. El Padre anuncia que deben apretarse el cinturón porque va comprar una tele nueva. La Hija Mayor, que trabaja y junta para el pie de un departamento, pregunta si la pondrán en la sala de estar y el Padre niega: estará en su pieza y la vieja, más grande que la actual, irá a sala de estar.
El Hijo menor protesta porque se beneficiará mayormente el Padre. La Madre, que también se verá algo beneficiada cuando el Padre no la use, intenta mediar y calmar a su Hijo Menor, pero él continúa protestando. El Padre golpea la mesa: Mientras vivan bajo su techo y gastando su plata, se hará lo que él diga y punto. Todos siguen comiendo. El almuerzo sabe peor.
¿Les suena conocido? Todos, o casi todos, probablemente hemos vivido una situación así y en uno de esos roles. Así es la vida ¿verdad? Y seguramente el Padre tiene sus motivos, ya que necesita relajarse porque su Jefe lo explota para ganarse un bono de producción en la empresa y poder pagar su auto nuevo, que es diésel porque el Dueño cambió la empresa a un lugar mucho más lejos pero más barato, porque necesita pagar los intereses usureros del Banco por la nueva maquinaria… Sí, el sistema no son sólo las familias más ricas de Chile, el sistema somos todos los que aceptamos sus lógicas y las instauramos desde nuestra intimidad hasta el funcionamiento del Estado.
La jerarquía y no la participación como base para la toma de decisiones, el beneficio personal y no la armonía social como objetivo de las mismas y la sumisión y no el cuestionamiento y la lucha como formas de corregir las injusticias, son dilemas cotidianos. Y el sistema nos ha convencido de que reproducirlas es la única forma de sobrevivir.
¿Y cómo vencemos al sistema entonces? Lo vencemos rompiendo esas lógicas. Cuestionándonos, desde nuestros roles más esenciales como hijos, padres, hermanos, pareja, amigos, colegas, si efectivamente mantenerlas va o no en nuestro beneficio. Y ahí hay una clave. En nuestro beneficio a largo plazo. La inmediatez es uno de los dispositivos más efectivos del sistema para perpetuarse. Tengo que ganarles a mis colegas para ganarme el bono.
¿Y si nos ayudamos entre todos para vender más? No, la tele está en oferta y necesito la plata ahora. ¿Y qué si la empresa quiebra porque sólo algunos venden? Adiós tele, adiós hipoteca, adiós todo: el sistema está diseñado para ser quizás pan para hoy y probablemente mucha hambre para mañana. Cáncer. Una sola palabra puede arruinar a una familia completa. Hay que elegir. Arruinarse para salvarlo o probablemente dejarlo morir en una salud pública sin recursos.
La Nueva Constitución es una oportunidad única de que esas lógicas cambien. Y somos los Independientes los únicos que no nos beneficiamos de ellas. Vote.
Vote por un Independiente, de cualquier pensamiento, que lo represente, pero vote. Los hijos menores de nuestro país y sus protestas nos han regalado la oportunidad de mejorar. Son los que ven el largo plazo porque tienen toda vida por delante. Escuche lo que dicen y recuerde cuando usted también era como ellos. Quizás así, en el futuro, lleguen a nuestras casas a ver un partido en la tele que finalmente decidimos poner en la sala de estar para todos. Y estaremos de nuevo unidos, con la certeza de que nos apoyaremos en los momentos difíciles y que logramos ver más allá de ese sistema que, finalmente, nacía en nosotros.
Samuel Jiménez Letelier
Psicólogo
Director Sentido Humano
Candidato Independiente a la Asamblea Constituyente